A Scanner Darkly

A Scanner Darkly es una película de Richard Linklater basada en la novela de Philip K. Dick que muestra una visión del futuro lleno de la gente drogadicta que no sabe discernir la realidad de la ilusión. La primera escena con el adicto tratando de desprenderse de los áfidos imaginarios es el perfecto ejemplo de un desdoblamiento de la personalidad causado por la droga.

El otro ejemplo, incluso más llamativo representa el personaje del agente Fred o Bob Arctor, el hombre que, trabajando para una agencia secreta nacional e infliltrando un entorno de toxicómanos, se vuelve adicto a la Sustancia D. A Fred toda su vida parece borrosa, porque sin darse cuenta se convierte en un drogadependiente alienado que no tiene la menor conciencia de qué está realmente pasando alrededor de él.  Al final de la película resulta que Fred o Bob, o Bruce era solamente un medio, una herramienta  para entrar en la granja del cultivo de las flores azules de las cuales se produce la Sustancia D, y todo lo que parecía verdadero (incluso para nosotros – los espectadores) nunca lo había sido.

La realidad en A Scanner Darkly siempre tiene dos caras, una verdadera y una falsa que son difíciles de diferenciar. Parece que ninguno de los personajes está libre e independiente, todos están involucrados en un sistema del poder y constante vigilancia. Los trajes codificados que llevan los agentes secretos hacen que cada uno de ellos sea imposible de identificar, lo que significa que ninguno de ellos realmente tiene su identidad. Y en este sentido está expresado el miedo actual de la pérdida de la identidad individual de las personas – el miedo de que algún día de quienes somos decida el nombre que nos asigna un sistema.

Asimismo,  como nos sugiere el mismo nombre de la película, hay un temor de estar constantemente “escaneado”. En otras palabras, tenemos que ver con el círculo de la permanente vigilancia a varios niveles:  Bob Arctor vigila a Barris, Barris vigila a Bob, Fred vigila a Bob, Donna vigila a Fred, etc. – todo gracias a las nuevas tecnologías.

Lo que también llama la atención, es la técnica de animación llamada retroscopía que refleja perfectamente el desdoblamiento de la realidad y la confusión de los personajes.  Al espectador la historia le parece un sueño y, como dice Bob Arctor “todos estamos soñando”.